Im a lucky men

 Nunca me fue fácil madrugar pero pequeños destellos de salir al amanecer desde La Plata y viajar me han salvado la vida. 

 Mi momento favorito de la autopista: el cielo rojo sobre el río de la plata, nubes de rocío entre el campo y de fondo las majestuosas fábricas de Ensenada. Una vieja esperanza de progreso.

 Bancos de agua que se fueron formando a los costados de la autopista naturalmente. Lagunas de calentamiento global. Se que esta el Palacio Piria -un sueño frustrado hecho ruinas, pero lo tapa una lomada de pasto, como una sierra que en verdad es la basura de toda la ciudad enterrada. Al lado hay un camping, la vista es bellísima. El abandono en su esplendor.


 Desde el sur, lo primero que se ve de Capital son las torres de Puerto Madero, el contraste es difícil de asimilar pero no hay tiempo para eso cuando entras a la ciudad. Entradas y salidas de autopistas a grandes velocidades. Debajo se protegen colchones y familias. La majestuosidad de los vidrios reflejando el sol, enormes estructuras antiguas de hormigón perfectamente mantenidas. El río se deja de ver, ahora es algo exclusivo y de difícil acceso. Casinos y salones de fiesta vacíos flotando. La casa rosada pintada con sangre animal. El corazón y el cerebro del país. Millones de personas en movimiento. Un lugar donde se hace dinero, las más bestiales vanidades, las más cínicas codicias, los más brutales apetitos.


 De los mayores sentimientos de miseria he tenido esperando el Plaza para volver a casa, como trabajar de noche o de algo que no me gusta. Siempre pienso en la canción Heaven knows i’m miserable now y me siento acompañada.


 Cuando llegas a La Plata de noche vas entrando en nubes de neblina que te obligan a aminorar la velocidad porque sino podes chocar. La temperatura es más baja, los vidrios se empañan. El peligro y la calma se entremezclan. El silencio se hace presente y depende el viento a veces se escuchan los motores de las fábricas que siguen funcionando. 


 Siempre viajo del lado izquierdo del colectivo. Es un instinto de supervivencia que tengo desde que un ex novio me lo aconsejó porque del lado derecho corres el peligro de que tiren piedras y se rompa un vidrio. Una vez le paso y se cortó y le quedó una marca en su mejilla. 


 Mi ex vivía en una casilla con sus padres en una zona de monoblocks en Gonnet. La casa estaba a medio terminar. Me acuerdo de tapar las ventanas con diario porque se filtraba mucho el frio en la habitación. También recuerdo el sonido de un CD, eran discursos de algún evangelista. El CD estaba rayado y de a momentos saltaba, el padre largaba insultos al aire. No me acuerdo de su nombre, era jardinero, la madre no trabajaba porque tenia problemas psiquiátricos. Mi ex es de los mejores fotógrafos que vi en mi vida pero no tenia plata y cargaba con mucho resentimiento por eso. Yo en su momento no lo entendía hasta que años mas tarde me mude a Buenos Aires y empece a tener sentimientos parecidos. No es fácil expresarse cuando tenes que trabajar y hacer dinero. Mi ex era fanático de Rimbaud y me regalo un libro de él que leí diez años mas tarde, por alguna razón tenia rechazo a todo lo que tenia que ver con él, sentía que su realidad y la diferencia de edad habían amargado un poco mi juventud y mis ilusiones. 



Juventud ociosa siempre sometida,
Por fragilidad perdí hasta mi vida.
Que el tiempo no se demore en que el alma se enamore!
Ha sido encontrada! Que? La eternidad
El sol se ha fundido con el mar.
Alguna noche ha de llegar en cuál sereno beba en una vieja ciudad,
Y moriré contento acostumbrado a esperar.
Si se aplaca mi desdicha, si tengo algo de oro, al Norte me marcharía... o hacia el país de las viñas?
Soñar no tiene decoro, pues es un empeño en vano!
Y si me volviera aquel viajero de antaño...
Jamás la verde taberna me volverá a estar nunca abierta.



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